viernes, 28 de enero de 2011

28-1-11

Acompáñame a saltar la valla,
dar aire a mi resuello jadeante,
y quedarnos a vivir sobre la raya
con la apisonadora por delante.
Como el fuego que se extiende
convirtiendo así lo negociable,
pregunta cuánto y no adónde,
ya no existe palabra amable.
Cogiendo las flores del jardín
prohibido y las pruebas a hervir,
lo ayer negado hoy cría verdín,
cada mes nuevo lo van a revivir.
Y no hay dicho, no hay hecho,
y esa mano tras la vorágine
que volemos más allá del techo
con la bendición que se imagine.

viernes, 21 de enero de 2011

21-1-11

Hoy me desperté jugando con el ruido
entre esas nubes de tierna pereza,
que no me vuelvan a pillar dormido
o culpar a otros de nuestra torpeza
de aquella Babel hecha a nuestra costa
de los malentendidos que tuvimos
y de aquella palabra que persista,
la banda sonora de lo que vivimos.
El recuerdo de los muros de esta ciudad
guarda esos ecos del miedo interno,
que son estos ladrillos de la realidad
al sentirnos cerca el frío del invierno;
pero también quedan los susurros
de aquel beso que soñé despierto,
por esos momentos vivos y puros
de así ser libres al norte del desierto,
al unírsenos el pasado y el futuro,
aunque sean tan desconocidos
que salga por la ventana lo oscuro
y al final, nuestros esfuerzos bendecidos.

viernes, 14 de enero de 2011

14-1-11

Palabras que no dicen nada
ni valen como para estocada,
dejádselas al buen viento
que siempre estará sediento.
Y si a nosotros nos batieron
fue por lo que algunos quisieron,
por bajo, listo, rápido e indomable
pero gloria de todos, aceptable.
No así como los ríos de tierra,
pasado y presente que se aferra
a lo que duele cuando olvidamos
y aunque en ello ni pensamos.
Y cuando a la voz de la verdad
intente callar la perversidad,
tendrán nacimiento mil nuevas,
silenciosas saldrán de sus cuevas;
porque cada día, merece su canción
si somos cada una, luz de bendición.

viernes, 7 de enero de 2011

7-1-11

Con once litros de néctar ambarino
que van juntando las figuras
la mesa y sillas, miniaturas
que voy colocando cual ladino,
pues yo dirijo esta escena,
y en mis manos marionetas
que se cantan sordas operetas
para esta primera quincena.
Ninguna gana porque todas
están perdidas de principio,
viven al borde de su precipicio,
y se marcan funerales y bodas
de los que siempre resucitan,
y se atizan con inútiles ceniceros
por el limpio aire del trastero,
sin interés al que luego suscitan
entre los ratones fantasmales
de lo que pasó y ya no debe ser,
ni luego ni siempre, y entonces ver
que vuelven los perdidos ramales
de mil historias, de diez mil futuros;
pero miro esas once simples piezas
que sólo son cuando insuflo destrezas
y mientras en la caja quedan oscuros,
soñando, más allá de su madera
y de nosotros no tan diferentes
como de la verdad siempre carentes
para despertar, por un momento
por la hermosa chispa de la alegría
y ser de momentos buenos ferrería,
y de nuestras almas el mejor aliento
para esta nueva etapa del camino
con once litros de néctar ambarino...