viernes, 10 de diciembre de 2010

10-12-10

Doscientas son ya las semanas
que cada una su historia se merece,
y quedarse a ver qué tal amanece
sin que la sábanas sean persianas.
Quisiera dejar de lado tal alarde,
aunque el humilde tenga mala suerte,
el tiempo es un viaje demasiado fuerte
y entonces, más que largo, sea tarde.
Pero andamos al borde del desastre
dejando el rescoldo frío de la ira
del correr que no sea tan mentira
antes de que el agua nos arrastre,
vigilando al que nos va a controlar;
y así llegó el día en que los pájaros,
sobre el caos de rotos cántaros,
sin molestia alguna pudieron volar.
Y así nosotros, amigas y compañeros
en esas noches más vale una sonrisa,
que las penas siempre se pasarán deprisa
pues en esta vida somos simples viajeros,
que saltando entre realidades y ficciones
son alegrías y penas que nos resumen,
palabras y verdad que nos reúnen
y llegar libres a tantos corazones
para hacer crecer juntos lo increíble,
como lo que dijo Mario con razón,
escribiendo y soñando, cual bendición,
convierta en posible lo imposible.

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