viernes, 28 de agosto de 2009

28-8-08

Te viste rodeado, en genuina aversión
al resto del cruel mundano entorno,
renderizando la tibia susurrante ilusión
y mereciendo caer la catarsis al retorno.

Inervando mis lánguidos tulipanes y memorias
con la cadencia de etéreas flamígeras almas,
del tórrido vaivén rodado de las historias,
no se domeñan ni con ruido de las palmas.

Aun resabidos fuimos novatos en antítesis
arriando la tapadera de los improperios,
un regüeldo de sinfonías sin paréntesis
sin ceder a los hiperbólicos vituperios.

Del descalabro al triunfo cruzado
sin la paranoia de su panspermia,
quien se cuelga a un hiato abrazado
tendrá un sofoco digno de academia.

Y ensalzando los diáfanos colofones
de los que bien alcanzamos en fruición
a la grandilocuencia de los telones,
su buen saludo recibido en disquisición.

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