1-5-09

Corre sin mirar atrás,
y es como la lluvia pasada en la ciudad
lo cierto es que no es como los demás
pero ser como ellos sería su felicidad.
Envidia al tiempo y sus trabajos
pues en su alma su suerte ve predicha
como el miedo que vino de lejos
y siente su febril momento de desdicha.

Hace tiempo lo suyo era mucho suspirar
de las faldas que siguen a pares,
y hasta de los que conjugan el verbo amar;
quedose seco, y nunca cerca, de aquellos lugares.
Asi se fue perdiendo por los recodos
de no ver luz, ni tiempo, ni futuro ni al vecino;
aunque si revive le recuerdan todos
pero en sombras es polvo de camino.

A veces recorta y otras olvida sus fuerzas,
luego en cien segundos quisieron volar sus deseos
repartiendo papeles, incógnitas y asperezas
pues ya no recuerda el sabor de aquellos besos.
Se taparon entonces unos a otros,
y en suerte final allá se giraron;
siempre contaron sus cuentos
que se quedaron con lo que ganaron.

Y al verse como espejo oscuro
de todo lo que hubieran querido,
sabe que por él otros sacaron del apuro
tiene su corazón en lo bien cedido.
Porque puestos a conseguir,
por propia cuenta poco se hace
y ya al acabar, crecer y distinguir
que tus líneas nunca solas se tracen.