viernes, 18 de diciembre de 2009

18-12-09

Con los silencios que aun están por escribir
desearía trenzar un nuevo destino
con este tren de ignoto camino
las esperanzas que siempre quise abrir,
no en vano, son mil lágrimas las calladas
esos retazos de desdicha, frío y abandono;
y aunque me tirasen de todo, lo perdono,
basta una luz, dejad el miedo y las sombras alejadas;
ninguna locura valdrá, aunque todas se desboquen.
Y mira que no es fácil aguantar la tempestad
para no ponerse de acuerdo, en la mayor terquedad,
y no perder tierra y cielo, ojalá rectifiquen.
Eso sí, para andar por ahí altivos
siempre sacaron tanta necesidad,
olvidan, que comprarse no se puede la amistad.
Recordad, todos podemos brillar con seis estrellas
porque en verdad, nadie nació el mejor;
lo que nos dio cada uno, sacarlo hay del cajón
que suman hasta de las más pequeñas botellas.
Y si además viene y roza la suerte
mejor que sea si es bien repartida,
que sean veinte años más, y bien distribuida
eso sí, como no, hay que trabajárselo fuerte.
Terminaría, en estos tiempos, volando a casa,
por nunca olvidar a aquellos que nos quieren
aunque la distancia o recuerdo, no se vieren
siempre habrá esa mirada que se nos acompasa.
Y ahora, del silencio de las noches muertas
salgamos a tejer y cambiar lo que antes no hicimos
ahora que al frío y calor nuevos caminos abrimos
y que a la vuelta, las buenas historias sean nuestras.

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