viernes, 13 de noviembre de 2009

13-11-09

Si el día que escribieron el destino
era una historia de nunca acabar,
no te sirven preguntas sin respuesta
ni lo que en las frías vías se perdió.

Por querer recuperar fui serpentino
pero si no se tenía, no vale excavar,
ni tarde, ni fuera, ni por opuesta
y de hundirse tampoco se entendió.

Cayeron entonces muchos errores,
y tan mal medido que estaba el valor;
no hablaba como hacen las sombras
pero siempre tan extraña su intención.

Y el silencio, dentro, uno y mil colores,
era tan fácil arrimarse pronto al calor;
de tantas, se extravió entre sus obras
pues mi sombra supo irse en devoción.

No hay comentarios: