viernes, 9 de octubre de 2009

9-10-09

Jugábamos ese día al dominó
los que compartíamos aquella mesa
hasta que el irónico baile alternó
y cambió de rumbo la tarde espesa.

Y es que no fue ni para menos:
presa la historia de los deseos
fueron al asalto sin entrenos
duró menos que unos guitarreos.

Uno se perdió al despeinarse,
otro vio la dama a lo lejos
altiva, y sin engañarse,
se sirvieron en verdejos.

Pisando mal salió el siguiente,
van de cabeza los de tal especie,
ni bueno ni malo hay en la corriente
ni ardid que por tal se desprecie.

Ahora, mentirán para celebrarlo
tanto, que cuidado en no salirnos;
pues es mejor en gozo estarlo
que ya no pudiéremos escribirnos.

En fin, pista en pasta de pasto,
yo no seré el del forzado retraso
y sin más vuelta, y ya por lo tanto
repartiéronse la suerte, por si acaso.

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