viernes, 14 de noviembre de 2008

14-11-08

No seré yo quien diga hasta luego,
no es que quiera jugar con fuego;
o las culpas, o la épica, o el empeño,
que no me vengan con crítica sin dueño.

Sin ser comprados por menos de nada,
o la que remueve el agua pasada,
y si anda la suerte por inversa,
y creamos que siempre se compensa.

No ser menos por no saber parar
a tiempo, y luego entonces mirar
que llegamos siempre más lejos,
que habrá algo más frío que los espejos.

Y recordemos juntos aquella playa,
hacia el infinito, o adonde vaya;
aunque se acaben las señales,
brillan recuerdos tras los cristales.

Que no haría por entender,
y volverte sin siquiera pretender,
suave, tan suave esa canción,
en voz queda, silenciosa bendición.

No hay comentarios: