Al mínimo recorte
de la historia con su porte,
sea bueno el nieto
o la fiesta que prometo.
Sin irse río abajo,
cualquiera que no quede sin rebajo,
que no haya lamento
y que del mar sean solo las olas.
Y lo de jugar al corre que te pillo
no sea cuestión del cepillo,
cedidos más que la confianza
no encasquillen la balanza.
Por el botón que no pulsamos
y del error que no queramos,
sea bendición a la taza,
y final a la luz de las farolas.
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