Cuando vuelves a ver aquella sombra
que ya te pensabas atrás y olvidada,
de los sueños, oportunidades y zozobra
nos dice que no hay vida acostumbrada.
Cuando piensas salir por aquella puerta,
nunca sabes si vas libre o enredado,
o si nos dejaron solos en la cubierta
sin saber qué justicia nos ha tocado.
Cuando sientes y sueñas amaneceres,
en el frío, en la alerta y en el viento
sin el rastro de perdidos placeres
y da igual una semana que ciento.
Cuando ves sin ver blanca extensión
y sobre ella bailando agitadas luces
y se fue la sentida voz de la expresión,
la de dentro de nuestros tragaluces.
Cuando asistes a la historia consumada,
esa ya vendida antes de empezar,
sin que la razón de abajo sea escuchada
y sus balones vayan siempre a la escuadra.
Pero cuando miras que ya es un nuevo día
y alguien tu voz vuelve a resucitar,
sea oscuro, invisible, o digital el guía,
que el camino solo se ha de ilimitar.
Y cuando sabemos que hemos de volver,
que quede atrás nuestra propia destrucción
que en lo que construyamos se ha de disolver,
que al fin, nos encontraremos una nueva bendición.
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