Por llanas tierras solitarias
y en las curvas de las cuestas,
vimos pasar nuestras historias
aferrando torpemente las cometas.
Sin alejarnos demasiado del de delante,
ni de esa sencilla canción ya casi olvidada
o cortar la sombra del árbol distante,
que no haya más sangre derramada.
Y es que no hay ni final ni comienzo,
son nuestras huellas con cada acción
pinceladas en tan infinito lienzo,
continuando y continuarán sin noción
avanzando juntos de común acuerdo
como el tejer continuo de los destinos,
pues siempre quedaremos en nuestro recuerdo
allá donde nos lleven pies, corazones y caminos.
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