Corro a tientas siempre hacia delante
ya sin amigos, y cada metro es un delirio,
equilibrio y concentración, son lo importante.
Buscamos la meta entre el griterío,
y la calle refulge en tintes naranjas
del amanecer que hemos de dejar atrás,
difuminadas banderas de rojas franjas
se confunden con obstáculos que saltarás
volando, en remolinos, aquí están todos
que van rebotando con el empedrado,
referencia y tortura son nuestros codos
como si también lo viera el cefalópodo
que nos dice que llegaremos al destino,
como el que da por ignorados sus errores,
pero no hay nada que no desvele el camino
y será solo que de lo pasado vemos los fulgores.
Oigo el estruendo, el calor que se acerca,
y miro al cielo solo por un instante,
cruzan tantas cosas por mi cabeza hueca
y el aire que necesito está yendo delante.
De repente, todo echa a rodar
sé que éste es nuestro momento,
miedo y disfrute, me van a desbordar
y sentimos, corremos, pasamos como el viento,
y el esfuerzo se convierte en múltiple emoción
que siempre sacas de tan dentro de ti,
entonces por fin recibo la bendición
y esquivo al último toro que viene detrás de mí.
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