De los que siempre cantaban
muchas cosas se contaban,
sin entrar en detalles
del desencanto por las calles.
Con tomarse otros cuatro
yo apuesto a la ficha amarilla,
que los sueños no siempre son teatro
y no todo se hace a la parrilla.
Y sin caerse a las locuras,
ni venganzas por añadiduras;
si hoy los murciélagos no vuelan
y los que reciben recelan.
Terminando van tres versos:
que al futuro se encarrile;
la suerte no nos pille dispersos
y la dicha se nos alquile.
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