viernes, 25 de febrero de 2011

25-2-11

Vigilante, no hay frontera,
que el dolor es puro reflujo
y mejor dar la cara sin espera
y enfrentarse así sin tapujo,
lo que ayer era dolor torpe
y sordo, tomado por liviano
y ahora serio como su estirpe,
que nunca será temprano.
Aún cuando al último minuto
subiremos para allí aparecer,
donde no pensaban en absoluto
que tal gloria se puede ejercer.
Y si con dudas nos quedaron
haz que destapen la verdad,
no seas de los que fácil engañaron
con lejanos asaltos de vanidad.
Si al final, esa historia se repite
por nuevo, por viejo, por futuro,
hoy descansa pero mañana compite,
y la bendición no caiga en pozo oscuro.

viernes, 18 de febrero de 2011

18-2-11

Una palabra para empezar un verso.
Dos historias, ¿Dónde está mi beso?
Tres caminos, para elegir saltando.
Cuatro minutos y tanto equivocando.
Cinco recuerdos, aliento de ceniza.
Seis secretos atados con tomiza.
Siete momentos y aquel remate.
Ocho ideas para éste burdo dislate.
Nueve panes negros y escondidos.
Diez vuelcos sin demora pasados.
Once que despertaron allí lejos.
Doce caballeros miran en los espejos.
Trece que no quiero y sé que no debo.
Catorce sean cuatro y una que me llevo.
Quince monedas no van sobre la mesa.
Dieciséis segundos e hice fácil presa.
Diecisiete frases que me firman rendición.
Dieciocho cánticos, y luego bendición.

viernes, 11 de febrero de 2011

11-2-11

Busqué tanto, sin valor ni permiso
como tampoco lo que dijeron ciento,
palabras sordas de compromiso
de las que pronto se llevó el viento,
si una mano de la otra reniega
las nubes negras que no llueven,
y de tanto ocultar que se trasiega
esos sueños que luego se disuelven.
Compartimos mareas y aliento
siempre esquivamos la cuchilla,
como mucho rozando, nunca dentro;
el ánimo ardiente, como guindilla,
y corriendo, pequeños y veloces,
pero poco a poco, ceniza barrida
de un olvido, seca nuestras voces
que ni a la tercera va la vencida.
Quizás, son susurros que nadie se fía,
sin saber si mezclan cal o arena,
como que te fuiste aquel lejano día
y cinco eslabones ya tiene mi cadena
que no entiendo, ni mirar atrás quiero,
pues sólo deseo ver más barcos en el viento
sintiendo libres el sol, aún en febrero,
llegaríamos a ser felices compartiendo asiento.

viernes, 4 de febrero de 2011

4-2-11

Caminando por la plaza que bullía
el millón de historias se contaba,
y siguiendo allí mismo cada día
mirando como el viento soplaba
como el balón que perdido venía,
y al aguante y valor encontraba
pues el pequeño del grande sabía,
y la respuesta era que no callaba.
Pues será aquel motor el que nacía
que entre tanto cambio llegaba,
pero al país del acero se saldría
si aquella luz prometida no brillaba,
que por tanto murmurar no valía
si al mirar cada puerta se cerraba,
y soñaba, cambiar de nido y volaría,
con olvidarse de buscar la aldaba
que cada noche es lo que desearía.
Y así desde lejos, simplemente callaba
mientras su suerte quizás sí regresaría,
porque era tanto lo que bien amaba
que la bendición pronto se hallaría.